jueves, 19 de febrero de 2015

De zapatos, uniformes y bocas que alimentar

Primero que todo, le pregunto ¿cenó anoche? ¿desayunó hoy? ¿anda puesta ropa que es suya? Ok, siga leyendo.

Desde que se pusieron en marcha los programas del vaso de leche, paquete escolar, uniformes y zapatos han generado camionadas de críticas de parte de los que creen que son por gusto.

En general, la mayor parte de críticas vienen de gente que lo dice desde su computadora, smartphone, escritorio o al menos desde su casa con la refri y el closet llenos.

Tengo anécdotas de maestros del sector público quienes mencionan que algunos de sus alumnos esperan con impaciencia y alegría la hora el refrigerio, porque es muchas veces la única comida que hacen en el dia.

Y es que la cosa no funciona como se ve en la simple propaganda o por el contrario en la simple crítica de los detractores. Lo que dan no es un vaso de leche tal cual, el programa es el que se conoce así. Lo que el Gobierno entrega a las escuelas es productos de la canasta básica: leche en polvo, arroz, frijoles, aceite y no sé si algo más. De ahí cada Centro Escolar ve cómo se las arregla.

En las áreas rurales las escuelas generalmente tienen un área de cocina-bodega, ya sea que se las haya construido el MINED o la propia comunidad con los materiales que puedan aportar. Entonces los padres de familia se turnan y cocinan ahi mismo y reparten la comida.

En la zona urbana hasta donde yo sé generalmente no hay cocina. Entonces los maestros se organizan con los padres de familia, les entregan la cantidad de producto asignada para ese día, por ejemplo el arroz que toca para los 30 alumnos de la clase, y el padre de familia a cambio lleva algo de comer (panes con frijoles, pupusas, arroz en leche, plátanos, etc) para todos los alumnos de la clase. Algo así como un trueque. ¿Le parece? Es casi un desayuno completo a nivel de niño (no, no su desayuno súper campero de 2 huevos-frijoles-plátano-queso-crema-longaniza-salsa de tomate-jugo – café- pan). 

Ah sí, la leche. Los maestros preparaban antes la leche en polvo hasta que puesí, cayeron en la cuenta que no en todos lados hay agua. Entonces ahora es leche fluida, en envase tetrapac, que no necesita refrigeración.

Uniformes. Hay gente que odia los uniformes, no le gustan, no los quiere usar. Pero el uniforme hace algo que su nombre dice: volvernos uniformes. ¿Se imagina si cada niño tuviera que ir con su propia ropa a la escuela? Tendríamos más marcadas aun las diferencias: el que los parientes le mandan de USA prendas compradas de segunda, pero que aquí son novedad, y el que ha tenido que repasar la ropa que le han regalado a su mamá que lava ajeno o ha tenido que zurcir y re zurcir la de sus hermanos mayores. Uniformes. Todos iguales, todos nuevos a principio de año. Sin diferencias. Bello.

Zapatos. ¿Cuántos pares de zapatos tiene ud? ¿Sí sabe que hay personas en su país, en su ciudad, que no tienen ninguno, verdad? Porque el calzado es lo más caro del atuendo. Recuerdo que alguien dijo que se podía conocer la pobreza de alguien por los zapatos, ya que la ropa podía ser prestada o regalada y la gente se rebusca para conseguirla porque no puede andar por los lugares públicos sin pantalón o sin vestido, pero sí descalzo. Vaya a un área rural y véalo ud mismo. Entonces, otra vez: algunos pueda que les alcance para los Golden Tag de ADOC, otros quizá de Payless, algunos les comprarán del mercado...otros no tendrán para zapatos. El dotar de los zapatos, todos iguales, elimina esas diferencias. Eso, y que para algunos niños, créalo o no, ese se convertirá en su único par de zapatos, el que podrá usar también para ir a misa el domingo.

Los útiles. Una de las principales razones – o excusas si quiere – de los padres para no enviar a sus hijos y principalmente a las hijas a la escuela es que no tienen dinero para comprar los útiles y no se les podía exigir inscribirlos porque puesí, después no iban a poder seguir el ritmo del resto sin cuadernos. Eso lo evidencié un dia de estos, cuando el señor que vende minutas vio a mi chiquita y me preguntó si iba al kinder. Y me contó que la suya tenía la misma edad y que él no la había querido poner, pero que la maestra de la escuela recorrió la comunidad buscando niños en edad pre-escolar que no estuvieran yendo y casi que lo obligó a que la mandara a la escuela. El señor hizo una sonrisa algo pícara cuando le dije: y como ahora ya no está la excusa de que no tiene para los útiles, ¿verdad?. -No, ya no- me djio.

Resumiendo, la próxima vez que se quiera llenar la boca como el candidato aquel dos veces perdedor que primero dijo que el vaso de leche y los paquetes escolares eran un gasto y luego como vio que vendía lo quiso retomar “reloaded”, y tenga la tentación de decir que eso no ayuda en nada a la educación, piense que para poder educar a los niños primero tiene que llevarlos hasta la escuela, cosa difícil de lograr en este país aunque ud no lo crea, y que eliminar las excusas de los padres o las razones económicas para no llevarlos es el primer paso. 

Ya ahí adentro, al menos tienen que desayunar porque niño que no come no rinde, por más que le quiera enseñar.

Y claro, el otro paso es mejorar la calidad de la infraestructura, de la enseñanza y poner todos los plus que quiera, que fácilmente puede ver en cualquier colegio de respeto: deportes, canchas, inglés, computación, laboratorios, biblioteca, internet, artes, danza, religión y un montón de etcéteras.


Si se pregunta de dónde amanecí en modo escolar...Anoche mientras ponía gasolina, sin un cinco en la bolsa como ando generalmente, se me acercó un señor con dos niños de unos 10 años, con uniforme de escuela pública, impecable lavadito y planchado a pesar que era de noche ya y me pidió dinero para comer porque dijo no tener trabajo estable. 

No le pude dar, solamente ver como se alejaban y pensar que, al menos, hoy iban a desayunar en la escuela.

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